A DIESTRA...Pues vaya romería armó el Senado con la lista de 43 suspirantes que quieren sentarse en la silla que dejó Gertz Manero, porque aquello parece más casting que proceso constitucional: desde perfiles que ya sabíamos que iban a levantar la mano, como Ernestina Godoy —que llega derechita desde Gobernación—, hasta otros que nomás asoman la cabeza para ver si pega. El trámite oficial dice que los senadores deben bajar el número a diez y mandarle la selección a Sheinbaum, que a su vez devolverá una terna para que la Cámara Alta elija con mayoría calificada… pero ya sabe cómo es este juego, donde el procedimiento es solemne, pero las señales políticas se leen a kilómetros. Y mientras todos guardan la compostura, en los pasillos ya se comenta quién tiene bendición, quién solo fue a hacer ruido y quién de plano anda soñando en grande, porque nueve años al frente de la FGR no se disputan por deporte, sino porque esa silla, más que poder, garantiza historias que luego se cuentan en voz baja.

Y SINIESTRA... Dicen en los pasillos que Claudia Sheinbaum salió a apagar el chisme antes de que agarrara vuelo, porque apenas AMLO insinuó que solo regresaría al ruedo si había golpe de Estado, atentado a la democracia o intervencionismo extranjero, ya andaban algunos calentando motores como si el viejito de Palenque estuviera empacando para volver; pero la presidenta, muy serena, dijo que nada de eso está pasando, que con Estados Unidos hay “respeto” y que al exmandatario lo vio tan tranquilo y contento en la presentación de su libro que nomás le faltó decir que trae espíritu de jubilado aplicado. Eso sí, mientras ella presume estabilidad y legado, más de uno se quedó con la sensación de que este desmentido fue más bien un “no me anden moviendo el agua” para quienes sueñan con que AMLO regrese a poner orden, porque por ahora, guste o no, la que manda es ella… y se nota que no piensa compartir reflector tan fácilmente.

AL CENTRO... Pues mira, mientras en otras plazas andan sacando encuestas para curarse en salud, acá en Chihuahua los números de Rubrum llegaron como ese mensajito incómodo para más de uno: Maru Campos se trepó otra vez al top nacional, con un 7.79 que la pone entre las gobernadoras mejor paradas del país, y eso sin necesidad de echar confeti. Que en seguridad aparece en séptimo lugar, en cercanía en quinto y en transporte público también en quinto, pues claro que mueve cejas, porque esos rubros no se inflan solos; se ganan en calle, en agenda y en resultados visibles. Y aunque el sistema de salud quedó a media tabla, la lectura es simple: hay áreas por apretar, pero el balance general trae a Chihuahua bien colocado mientras otros estados nomás acomodan excusas. Así que, entre que sí y que no, más de un adversario anda revisando con lupa la encuesta… no sea que la tendencia les arruine el discurso de que “todo va mal”, porque los números —esos sí que no chismean— traen a Maru subiendo, no bajando.

A DIESTRA I...  Dicen que en política el truco está en la envoltura, y vaya que Conagua se esmeró en el moño: que sí escucharon a los productores, que sí ajustaron la ley, que sí todo muy democrático… pero ya en corto Román Alcántar suelta la frase que lo descifra todo: “cambios sustanciales en forma, pero no en fondo”, o sea, puro maquillaje para que la criatura siga siendo la misma. Mientras les hablan de herencias, trámites ágiles y un Registro del Agua bien bonito y transparente, el fondo —ese que trae nerviosos a los del campo— sigue intacto y oliendo a centralización fina. Y todavía se avientan el lujo de acusar a “actores políticos” de querer sacar raja electoral, como si en la Federación no se les desbordara la tentación de usar la reforma como ariete. Total, que entre que “no pasa nada” y que “no se preocupen”, lo único claro es que a los productores les quieren vender orden con sabor a control, y a ver quién se traga ese atole sin hacer gestos.

Y SINIESTRA I... En Camargo el ambiente anda tan denso que hasta los silencios pesan, porque el pleito entre el alcalde Jorge Aldana y la síndica María Eugenia Becerra ya dejó de ser roce institucional y pasó directo a denuncia por violencia política de género, con el PRI listo para llevar el expediente al IEE. Becerra acusa recortes presupuestales que le amarran las manos, despidos que huelen a castigo y comentarios despectivos que no debería escuchar ninguna funcionaria, y para colmo, circularon fotos y burlas que terminaron de encender la pradera. Alejandro Domínguez pidió no politizar el asunto —como si eso fuera posible cuando el ring está en el propio Ayuntamiento—, pero mientras cada quien acomoda su versión y busca dónde pararse sin embarrarse, lo único seguro es que este caso ya agarró vuelo y a más de uno en Camargo le está tronando el oído de tan cerca que anda la chispa.