A DIESTRA...  Ya de plano parece que en el Poder Judicial confundieron la toga con el gafete de relaciones públicas. No solo la presidenta, Marcela Herrera, anda en giras cual rockstar institucional, sino que ahora hasta los magistrados se apuntan al tour —visitan alcaldes, empresarios y hasta se fueron de road trip a Coahuila a “intercambiar experiencias judiciales”—. Dicen que todo es para fortalecer la transparencia y la confianza, pero ya nomás les falta montar un stand en las ferias de pueblo con foto oficial incluida. La agenda judicial parece más agenda política: reuniones con el CCE, giras interestatales, abrazos con alcaldes y cafés con empresarios. Y mientras tanto, los juzgados siguen con expedientes empolvados y audiencias aplazadas. Bonita “modernización judicial” la que se traen: más selfies que sentencias y más ruedas de prensa que resoluciones.

Y SINIESTRA...  Hace unos meses el PRI Nacional andaba muy gallito diciendo que podía solo, que ya no necesitaba del PAN ni para abrir la puerta. Pero mire usted cómo da vueltas la vida: hoy los tricolores ya no cantan tan fuerte, y en Chihuahua, Alejandro Domínguez, que antes presumía que los azules necesitaban más del PRI que al revés, ahora parece que anda sacando la calculadora electoral para ver si le salen los números sin alianza. Claro, en público dice que todo bien, que son “momentos distintos” y que hay que ver “otras prioridades”, pero en corto ya varios priistas se preguntan si no se quedaron sin soga ni mecate. Mientras tanto, Daniela Álvarez, del PAN, juega al equilibrio zen: que no hay ruptura, que la cooperación sigue, que aquí todo es amor y unidad (aunque se note lo tenso). Y mientras los líderes nacionales hablan de independencia y principios, los locales hacen malabares para no quedarse fuera del reparto. Al final, esto de las alianzas huele más a pleito de pareja que a divorcio formal: se gritan, se bloquean… pero nadie cambia de casa todavía.

AL CENTRO... Pues dicen en los pasillos azules que César Komaba anda más indeciso que quinceañera eligiendo vestido: no sabe si quedarse en la Subsecretaría de Movilidad o agarrar de lleno las riendas del Comité Municipal del PAN en la capital. Y mientras él se lo piensa, muchos panistas ya están levantando ceja porque aseguran que Sarahí Franklyn dejó las arcas del partido más flacas que cartera después de la quincena. Entre rumores de números rojos y ajustes internos, Komaba nomás responde con evasivas y frases misteriosas, como si estuviera en una telenovela política: “ya veremos qué nos toca”, dice, sin soltar prenda. Pero en el fondo, varios militantes quieren menos suspenso y más acción: un dirigente 24/7, no uno que solo salga en la foto. Porque si el PAN quiere mantenerse fuerte en la capital, necesita a alguien con gasolina política, no solo con pase de tránsito.

A DIESTRA I... Sean peras o manzanas, pero el que ya anda barajeando fino la jugada política es Marco Bonilla, que en eso de cuidar las formas no deja puntada sin hilo. El alcalde, muy sonriente y con el chaleco bien puesto, se fue a supervisar una obra de pavimentación en Nombre de Dios, pero lo que realmente llamó la atención no fue el concreto hidráulico, sino la compañía: ahí estaba, ni más ni menos, que Alejandro “Alex” Domínguez, líder estatal del PRI. Bonilla, que no da paso sin cálculo, se aseguró la foto del día con quien hasta hace poco andaba de lengua suelta diciendo que el PAN necesitaba más del tricolor que al revés. Pues ahí los tiene, compartiendo banqueta, sonrisas y mezcla de cemento. Y aunque oficialmente el encuentro fue “institucional”, más de uno en el PAN y el PRI tomó nota: la política también se pavimenta con gestos… y Bonilla, por si acaso, ya anda sellando las grietas antes de 2027.

Y SINIESTRA I... Vaya que se le calentó la silla a Adán Augusto, porque ahora no solo lo trae la oposición en la mira, sino también el mismísimo Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, que le cayó encima con todo y papeles en mano. Resulta que al exgobernador de Tabasco y hoy coordinador de Morena en el Senado le encontraron más brincos que a un gato en azotea: ingresos millonarios que no cuadran, empresas “fantasma” con contratos públicos y una tasa de impuestos tan baja que ni en los sueños del SAT. El Comité pidió al Senado, al SAT, a la ASF y hasta a la UIF que le hagan un repaso de pies a cabeza, porque eso de declarar 79 millones y pagar solo el 2.4 % no suena a herencia, suena a truco de magia. Adán, muy digno, dijo que todo es parte de una “campaña de la derecha”, pero hasta Sheinbaum le lanzó el recadito de que aclare su situación. Y aunque todavía no hay denuncia formal, ya muchos dicen que el “hermano de la cuarta” pasó de operador político a protagonista de un thriller fiscal que ni Netflix se hubiera inventado mejor.