A DIESTRA...Pues ya ve cómo es la política: uno llega con cita, carpeta bajo el brazo y respaldo del campo entero… y termina esperando en la banqueta mientras adentro pasan a otro que ni estaba en la lista; así les fue a los productores chihuahuenses que viajaron a Bucareli con el acuerdo de ser recibidos el 27 de noviembre, creyendo que por fin les iban a abrir la mesa para discutir la Ley de Aguas, los precios agrícolas y el desastre del campo, pero nada, la puerta nomás no se abrió. Y cuando por fin se asomaron para ver qué pasaba, resulta que la comitiva que sí avanzó era la “alternativa”, encabezada por Carlos Manjarrés —que hace años dejó de representar al sector— y que hoy anda más alineado con Cruz Pérez Cuéllar que con los propios agricultores. Y claro, cuando ves que lo reciben Alejandro Pérez Cuéllar y Ricardo Monreal, pues ya ni hay que explicarlo: aquello no era diálogo técnico, era operación política de las finas, de esas que se cocinan en lo oscurito mientras afuera te dejan esperando con la gorra en la mano. Por eso los productores tronaron: no solo les cancelaron la reunión, sino que les colaron una comitiva “apócrifa” que entró como si nada, dejando claro que, para algunos, el agua vale menos que los amarres rumbo al 2027. ¿Traición? Dicen que cada quien saque sus conclusiones, pero en el campo ya tienen la suya bien clarita.

Y SINIESTRA... Pues vaya novelón el que se armó en la capital: Alejandro Gertz Manero salió de la Fiscalía dos años antes, muy elegante diciendo que se va de embajador porque así se lo pidió Claudia Sheinbaum, aunque en los pasillos se oye más la versión de que ya estorbaba demasiado para quienes traen historia pendiente del sexenio pasado, empezando por los amigos de López Obrador y, claro, por Adán Augusto, que hoy manda en el Senado y carga carpetas que Gertz no quiso soltar; el detalle sabroso es que en su lugar entra Ernestina Godoy, la misma que en la Segob no pudo atajar ni uno solo de los incendios que hoy trae el país, y ahora la sientan en la silla más delicada para perseguir delitos, como si no bastara con que venga marcada por polémicas propias y por el sello más político que técnico. Entre líneas, lo que se leyó clarito es que sacaron al fiscal incómodo y metieron a quien les garantiza calma en los expedientes sensibles rumbo a los años que vienen; así que mientras Gertz empaca para irse de embajador, la Fiscalía se convierte en otro tablero del nuevo gobierno donde lo legal y lo político caminan tan juntos que ya ni se distingue quién va jalando a quién.

AL CENTRO...En Michoacán se soltó un chisme con filo de navaja cuando Grecia Quiroz, todavía con el duelo fresco por el asesinato de su esposo, le regresó a Fernández Noroña un revés con vuelo, dejando claro que en política “hay niveles” y que el senador andaba cruzando líneas que ni en la grilla más ruda se perdonan; mientras él insinuaba que sus declaraciones eran puro “cálculo rumbo al 2027”, ella le pidió respeto sin levantar la voz, pero con una firmeza que lo dejó viendo para el cerro, y hasta la propia Sheinbaum tuvo que entrar a pedir sensibilidad, porque el comentario del senador se sintió más como puntapié que como análisis político. Lo interesante del asunto es que Quiroz no solo defendió su dolor, también puso sobre la mesa algo que en Michoacán ya todos murmuran: que se investigue todo, caiga quien caiga, porque la violencia no admite pretextos ni lecturas electorales. Así que mientras Noroña quiso hacerla pasar por ambiciosa, terminó exhibiendo que a veces la política se olvida de su propia humanidad… y que hay momentos en los que una alcaldesa, desde la pena, puede dar una clase de dignidad que ni los más veteranos del Senado.

A DIESTRA I... Traen un enjuague político digno de telenovela: ahora resulta que Miguel La Torre y Marco Quezada quieren regresarle al PAN la misma medicina que el blanquiazul usó hace unas semanas contra Cruz Pérez Cuéllar, cuando lo denunciaron por actos anticipados de campaña; así, tal cual, como si estuvieran diciendo “¿te acuerdas, PAN? pues ahí te va de vuelta”. Y lo curioso no es la denuncia —que si las lonas de Bonilla, que si las caravanas, que si el lema—, sino quién la encabeza: el mismísimo Pelón La Torre, que cuando Cruz y él compartían techo panista eran uña y mugre, socios políticos de esos que no se sueltan ni para la foto; y cuando Cruz se fue a Morena, Miguel tomó carretera detrás de él sin mirar el retrovisor. Por eso ahora tanta indignación suena más a defensa del antiguo camarada que a celo por la ley, porque en política el cariño no se pierde: nada más cambia de partido, pero sigue cobrando facturas.

Y SINIESTRA I... Dicen en los pasillos que a Marco Bonilla ya nada más le falta que lo acusen de mover las nubes, porque desde el chistecito de las lonas —ese regalito sorpresa de su propio equipo— no deja de lloverle encima; pero en el tema de Sergio Nevárez, hasta los que no creen en chismes levantaron la ceja, porque la coincidencia entre la renuncia y aquella reunión con el alcalde y Reyes Baeza está demasiado sabrosa como para pasarla por alto. Claro, Bonilla salió a decir que él ni sabe ni le interesa, que Maru arma su equipo como quiere y que cada quien camina con sus propios zapatos… pero ya en confianza, las lenguas más afiladas aseguran que el pleito entre Nevárez y el gobierno estatal traía historial desde antes, que no necesitaba lonas ni reuniones para explotar, y que esta coyuntura solo le cayó a Marco como carguita extra en una semana donde la política trae memoria larga y paciencia corta. Aquí el detalle no es si Bonilla tuvo vela en el entierro, sino que las brasas ya estaban encendidas desde tiempo atrás, y ahora cualquiera diría que nomás le tocó estar en la foto equivocada.