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EE.UU. aplicará nueva política para adolescentes migrantes sin acompañantes

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EEUU.- Los adolescentes migrantes que ingresen a Estados Unidos sin sus padres ya no serán transferidos automáticamente al cuidado del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés). A partir de ahora, agentes de inmigración deberán preguntarles si desean regresar voluntariamente a sus países de origen. En caso de aceptar, serán entregados al Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE) para iniciar el proceso de deportación.


Si ICE no los recoge en un plazo de 72 horas, los menores serán remitidos a la Oficina de Reubicación de Refugiados, dependencia del HHS que ofrece albergue, atención médica y gestiona la reunificación con familiares en Estados Unidos siempre que sea posible.


Cambio en el protocolo histórico


Esta medida, dirigida a adolescentes de entre 14 y 17 años, modifica la política que había estado vigente por más de dos décadas bajo la Ley de Reautorización para la Protección de las Víctimas de la Trata de Personas. Hasta ahora, esa normativa prohibía la deportación expedita de menores no acompañados, salvo en casos de ciudadanos de países fronterizos como México y Canadá.


De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el nuevo procedimiento está respaldado por la Ley de Reautorización de la Prevención y Protección de las Víctimas de la Trata de Personas de 2022 y busca “priorizar el regreso de los niños a la seguridad de un padre o tutor en su país de origen”.


Críticas por riesgos a derechos infantiles


Especialistas en derechos humanos han cuestionado la directiva, señalando que los menores no tienen la capacidad para decidir sobre su deportación sin orientación legal.


“Un niño no está en condiciones de comprender las consecuencias de autodeportarse, sobre todo sin la guía de un abogado”, declaró Neha Desai, directora del Centro Nacional de Derecho Juvenil. Afirmó además que la política convierte a los menores en “instrumentos para acelerar deportaciones, sin considerar el impacto humano”.


La medida ha generado preocupación entre organizaciones que defienden los derechos de la niñez migrante, al considerar que podría incrementar la vulnerabilidad de miles de adolescentes que huyen de la violencia o buscan reunirse con familiares en territorio estadounidense.

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