¿Sabes cuánto va a costar tu posada?

Las posadas, una de las celebraciones más representativas de la temporada navideña, enfrentan un notable incremento en sus costos. En este 2024, organizar una posada para 10 personas puede costar hasta 8,400 pesos, un aumento del 20% comparado con los 7,000 pesos que se necesitaban en 2023.

De acuerdo con un análisis reciente, la cena sigue siendo el gasto principal con un promedio de 3,000 pesos, seguido por las bebidas alcohólicas con 2,600 pesos. Otros costos incluyen botanas (1,000 pesos), decoraciones (700 pesos), velas y luces de bengala (600 pesos), y la clásica piñata rellena de dulces (500 pesos). A esto se suma el intercambio de regalos, que puede iniciar en 500 pesos, y el atuendo para el evento, que puede oscilar entre 3,000 y 5,000 pesos.

De lo religioso a lo social

Actualmente, nueve de cada 10 posadas han dejado de lado el enfoque religioso que las caracterizaba. Ahora predominan como reuniones sociales en oficinas, escuelas y entre amigos. Por otro lado, las posadas tradicionales, que incluyen procesiones, cánticos religiosos, rosarios y villancicos, han quedado relegadas a comunidades rurales o pueblos mágicos donde las tradiciones culturales tienen mayor relevancia.

Inflación y pérdida de significado

El impacto económico también ha afectado a estas celebraciones. Muchas empresas han reducido el tamaño de sus posadas o incluso han decidido cancelarlas debido a políticas de austeridad. Esto ha disminuido la frecuencia de estas convivencias y, en consecuencia, ha alejado a las posadas de su propósito original de conmemorar el nacimiento de Jesús a través de actos de fe y esperanza.

Mientras las peregrinaciones religiosas, como las dedicadas a la Virgen de Guadalupe, aún mantienen su esencia, las posadas enfrentan un proceso de transformación que las aleja de su origen cultural y religioso, convirtiéndose en reuniones prenavideñas con un enfoque meramente social.

El futuro de la tradición

Con el aumento en los costos y el cambio en el significado, las posadas se encuentran en un punto crítico. Las condiciones actuales no solo representan un desafío económico para las familias, sino que también cuestionan la continuidad de una tradición que ha sido símbolo de unión, fe y celebración comunitaria. Sin cambios significativos, podrían estar en riesgo de desaparecer como las conocemos.