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Armndo Garay

Contra-Informe

 

La semana pasada presenciamos el primer informe de gobierno de Claudia Sheinbaum, lleno de cifras optimistas y promesas renovadas. Sin embargo, como ciudadanos informados, tenemos la responsabilidad de construir nuestro propio criterio, no desde la mezquindad política, sino desde la honestidad crítica que merece cualquier ejercicio democrático.


Mientras la presidenta presumía la reducción de la pobreza del 41.9% al 29.5% de la población y el fortalecimiento del peso frente al dólar, la realidad cotidiana de millones de mexicanos pinta otro panorama. Las cifras macroeconómicas pueden verse bonitas en PowerPoint, pero no alimentan a las familias que siguen batallando con la inflación en productos básicos.


 El salario mínimo puede haber subido 12%, pero ¿realmente alcanza para la canasta básica cuando el kilo de frijol sigue costando lo que costaba hace seis meses?


Es cierto que la oposición del PAN ha señalado que "la realidad no se cambia con discursos, se cambia con resultados", y tienen razón. Que Sheinbaum mantenga 70% de aprobación no significa que esté exenta de cuestionamientos legítimos.


Hay que hablar de lo que NO se mencionó suficientemente: la crisis del agua en varias regiones, los feminicidios que siguen siendo una vergüenza nacional, y la polarización social que nos tiene divididos hasta en la mesa familiar. El tema salud sigue siendo una reliadad trágica que golpea a los sectores mas vulnerables. 


También falta transparencia real sobre los proyectos faraónicos heredados y si realmente están generando el beneficio prometido.


Como sociedad, también debemos hacer nuestro propio examen de conciencia. Es fácil exigir resultados al gobierno mientras seguimos “dando mordida”, tirando basura en la calle, o siendo indiferentes ante la corrupción cotidiana. El contra-informe más honesto incluiría nuestra propia responsabilidad como ciudadanos.


La presidenta Sheinbaum tiene derecho a presumir sus logros, pero nosotros tenemos derecho y obligación de exigir más. Un país no se construye solo con informes anuales llenos de optimismo, sino con autocrítica constante, diálogo genuino y la valentía de aceptar que siempre hay más por hacer.


El verdadero juicio hacia lo que sucede actulamente, no viene de partidos políticos buscando protagonismo, sino de ciudadanos comprometidos con la verdad, incómoda, pero necesaria. Es tiempo de que la ciudadania se comprometa con el porvenir por que solo asi podremos tener opciones de un mejor futuro, entre mas ciudadania menos gobierno, como dijera Carlos Castillo Peraza.  Al tiempo.



jueves, 11 de septiembre de 2025

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