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Javier Cortés

Más allá del escenario: cómo hacemos que la cultura se quede

 

Chihuahua tiene teatros llenos en los festivales, museos repletos en vacaciones escolares, y carteleras que cada mes ofrecen algo para ver. Pero después de la foto, del boletín y del aplauso, ¿quién regresa? ¿Cómo logramos que el encuentro con el arte no sea un suceso ocasional, sino una costumbre viva?


El Festival Internacional Chihuahua, impulsado desde el Gobierno del Estado, ha sido una herramienta fundamental para acercar la cultura a miles de personas. Con actividades en hasta 67 municipios y más de 600 eventos, su impacto es indiscutible. Tan solo en el Teatro de los Héroes se reparten cientos de boletos gratuitos cada día de función. Sin embargo, ese mismo impulso pocas veces se traduce en un seguimiento permanente del público a otros espacios o eventos.


La Estadística de Museos 2024, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revela que el 80 % de las personas que acuden a museos lo hace por primera vez, y apenas un 7.4 % lo hace con regularidad. Más aún: 60.8 % de quienes acuden tienen estudios universitarios, mientras que solo 12.5 % cuentan con educación básica. En Chihuahua, esa tendencia se confirma en museos como Casa Chihuahua, Quinta Gameros o el Museo Semilla, donde se registra una alta presencia de escolares, pero poca asistencia comunitaria espontánea.


Además, en el Módulo sobre Eventos Culturales Seleccionados del INEGI, se observa que la principal motivación para asistir a eventos culturales es el precio accesible (45 %) y la cercanía del lugar. Por otro lado, el canal más usado para enterarse de la agenda es internet y redes sociales (más del 60 %).


El diagnóstico es claro: sí hay oferta cultural, pero no siempre está conectada con públicos diversos. Las actividades se concentran en zonas céntricas o en horarios poco accesibles. La difusión no siempre habla en un lenguaje claro, y muchas veces se apuesta a eventos aislados en lugar de experiencias continuas.


Pero esto no es una crítica: es una oportunidad. Chihuahua tiene infraestructura, festivales, talento y voluntad. Lo que hace falta es transformar lo extraordinario en habitual, y eso se logra con acciones como:


Llevar el arte a las colonias: lecturas en parques, teatro en los camiones, conciertos en las plazas.


Diseñar programas vecinales para invitar a públicos nuevos, especialmente mujeres, jóvenes y adultos mayores.


Apostar por la fidelización cultural: membresías simbólicas, carnets para visitantes frecuentes o embajadores culturales comunitarios.


Comunicar de manera directa, con mensajes breves, cálidos y emocionales, más allá de la cartelera institucional.


La cultura en Chihuahua no está dormida. Lo que necesita es permanencia. Que no solo esté cuando hay presupuesto, festival o campaña, sino que se quede como parte del día a día, de la vida en común. Porque lo que regresa, lo que se comparte, lo que se vuelve costumbre… es lo 

que verdaderamente nos forma.


miércoles, 25 de junio de 2025

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