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Jimmy Carter y la tradición de los funerales presidenciales en Estados Unidos

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    Editor
  • 30 dic 2024
  • 2 Min. de lectura


EEUU.- El último adiós a Jimmy Carter culminará en su natal Plains, Georgia, donde reposará junto a su esposa Rosalynn en un terreno que ambos seleccionaron hace años. Este desenlace, sencillo y profundamente personal, estará precedido por una elaborada serie de ceremonias que reflejan la solemnidad y simbolismo de los funerales de Estado en Estados Unidos.


Desde la creación del país, los funerales presidenciales han sido eventos cuidadosamente organizados que combinan tradiciones históricas con los deseos personales de cada mandatario. Carter, quien ostentó la postpresidencia más larga en la historia del país, tuvo décadas para planificar cada detalle de su despedida, proceso que involucró tanto a su familia como a altos funcionarios.


El presidente Joe Biden, quien reveló que Carter le pidió pronunciar la elegía, confirmó que el servicio principal se realizará el 9 de enero en Washington, D.C. Biden expresó su intención de honrar la memoria de Carter de manera adecuada tanto a nivel nacional como internacional.


Un legado que trasciende la muerte


Los funerales presidenciales no solo honran al individuo, sino que también ofrecen un momento para la reflexión colectiva sobre el legado de la presidencia y su impacto en la nación. Desde Dwight Eisenhower, quien pidió ser enterrado en un ataúd militar estándar, hasta Ronald Reagan, cuyo féretro fue llevado por la escalinata oeste del Capitolio mirando a California, cada ceremonia refleja aspectos únicos de los líderes que han ocupado el cargo más alto del país.

Los momentos solemnes también han dejado huella en la historia cultural y política de Estados Unidos. El saludo del pequeño John F. Kennedy Jr. al féretro de su padre es una de las imágenes más emblemáticas, mientras que el funeral televisado de Kennedy marcó un hito en la forma en que el público participa en el duelo.


Unión y tensión en un contexto político dividido


Aunque los funerales de Estado buscan unir a la nación en el recuerdo, las tensiones políticas contemporáneas no suelen quedar fuera del escenario. En 2018, durante el funeral de George H.W. Bush, el presidente Donald Trump estrechó la mano de Barack Obama, pero evitó cualquier interacción con Hillary Clinton, a quien derrotó en las elecciones de 2016.


El caso de Carter no será diferente. Su legado como un presidente comprometido con los derechos humanos y su vida posterior dedicada a causas humanitarias probablemente se entrelazarán con las dinámicas políticas actuales.


“Estos funerales siempre son políticos, aunque no se desee”, señaló Jeffrey Engel, director del Centro de Historia Presidencial de la Universidad Metodista del Sur. “Pero también son una oportunidad para recordar que, pese a las divisiones, estos líderes han servido a todos los estadounidenses”.


El acto final de Jimmy Carter será tanto un reflejo de su vida como una ventana al papel que los expresidentes juegan en la memoria colectiva de una nación.

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