Gobierno de Trump retira a Harvard derecho de recibir estudiantes extranjeros y enfrenta nuevo revés judicial
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Washington, D.C. — En una drástica decisión que sacude el ámbito educativo y agrava las tensiones entre el gobierno federal y una de las universidades más prestigiosas del mundo, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) revocó ayer el permiso que habilita a la Universidad de Harvard a inscribir estudiantes internacionales a partir del ciclo escolar 2025-2026.
La medida, comunicada mediante una carta firmada por la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem y dirigida al rector de la institución, Alan Garber, implica la cancelación inmediata de la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS). Sin este aval, Harvard no podrá admitir alumnos con visados tipo F o J, lo que pone en jaque la situación migratoria de miles de jóvenes.
Actualmente, los estudiantes extranjeros representan el 27.2% de los más de 30 mil alumnos matriculados, y su expulsión forzada podría tener efectos en cadena sobre el panorama académico nacional. De acuerdo con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, los estudiantes afectados tendrán que transferirse, modificar su estatus o abandonar el país.
La funcionaria justificó la decisión alegando falta de cooperación de Harvard en investigaciones del DHS y denunció un supuesto ambiente hostil hacia alumnos judíos, además de acusar a la universidad de simpatizar con Hamas y mantener vínculos con el Partido Comunista Chino. Noem también arremetió contra las políticas de diversidad e inclusión de la institución, tachándolas de “racistas”.
"Matricular estudiantes extranjeros es un privilegio, no un derecho", declaró Noem, asegurando que Harvard usa los altos pagos de matrícula internacional para engrosar su millonario fondo de dotación, el mayor del país con 53 mil 200 millones de dólares en 2024.
La respuesta de la universidad no se hizo esperar. En un comunicado oficial, Harvard calificó la directriz de "ilegal" y reafirmó su compromiso con la inclusión y la excelencia internacional. “Los estudiantes extranjeros enriquecen de manera invaluable no solo a nuestra universidad, sino también a nuestro país”, sostuvo la institución.
Mientras tanto, el grupo estudiantil Harvard Democrats criticó duramente la decisión, acusando al expresidente Donald Trump de usar la política migratoria como herramienta para silenciar la disidencia y promover su agenda radical. “Esto es autoritarismo en su forma más pura”, afirmaron.
Reveses judiciales para Trump
En otro frente, el juez federal Myong Joun, con sede en Boston, emitió una orden judicial preliminar que frena el intento de la administración Trump de desmantelar el Departamento de Educación, medida impulsada por el presidente junto a su asesor en eficiencia gubernamental, Elon Musk. El fallo también ordena la reincorporación inmediata de empleados despedidos en el proceso.
El gobierno anunció que apelará la decisión, la cual fue resultado de demandas presentadas por distritos escolares en Massachusetts, sindicatos docentes y una coalición de 21 fiscales generales estatales.
En otro revés legal para los conservadores, la Suprema Corte —pese a su mayoría derechista— votó en contra de permitir el uso de fondos públicos para financiar una escuela religiosa virtual promovida por la Iglesia Católica en Oklahoma. El proyecto, que pretendía establecer la Escuela Virtual Católica San Isidoro de Sevill, fue bloqueado en una decisión que reafirma la separación constitucional entre Iglesia y Estado.
Estos movimientos, tanto ejecutivos como judiciales, perfilan una nueva fase de confrontación en el escenario político y educativo de Estados Unidos, en la que Harvard, símbolo global del conocimiento, se encuentra ahora en el centro de una batalla ideológica.